Good Cities, Better Lives (2014)

PETER HALL (with contributions from Nicholas Falk)

Good Cities, Better Lives: How Europe Discovered the Lost Art of Urbanism 

Routledge, Londres, 2013, 366 p. Inglés

ISBN: 978-0-415-84022-4

 

JAVIER MONCLÚS

Universidad de Zaragoza

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Peter Hall, uno de los urbanistas más respetados de las últimas décadas, tanto por su implicación en políticas urbanas de distintos gobiernos británicos, como por sus amplias reflexiones sobre la naturaleza y los problemas del urbanismo contemporáneo, falleció recientemente, el 30 de julio de 2014. Había nacido en Hampstead, al norte de Londres, en 1932. Ese origen no debió de resultar ajeno a su devoción por la filosofía de la Ciudad Jardín y a su vinculación a la tradición que, desde Howard, se prolonga y enriquece en una serie de urbanistas de gran relevancia, con Unwin o Abercrombie como personajes clave. Aunque también se puede emparentar con otros grandes y polifacéticos estudiosos de los fenómenos urbanos, como Lewis Mumford, especialmente por su enciclopédica y relevante obra, que abarca más de cinco décadas, desde los primeros años sesenta del pasado siglo hasta sus últimos escritos publicados poco antes de su fallecimiento. 

En su larga trayectoria académica y profesional, hay que destacar su formación en Cambridge, donde se doctoró en Geografía. Después fue profesor en Reading, en la London School of Economics, en la Universidad de California y en la Barlett School of Architecture and Planning. Pero también es clave tener en cuenta su colaboración en episodios tan paradigmáticos como la transformación de los Docklands londinenses en Canary Wharf, cuya reconversión en centro financiero se asocia a las estrategias de revitalización inauguradas y promovidas a partir de las urban enterprise zones concebidas básicamente por él, quien fue ‘regeneration adviser’ de sucesivos gobiernos en el Reino Unido. En sus numerosas publicaciones (más de 50 libros y centenares de artículos, desde su ya clásico London 2000 (1963) hasta Cities of Tomorrow (1988), ampliado y actualizado sustancialmente en su cuarta edición, 2014), puede verse una reflexión fresca y sólo hasta cierto punto académica, con un lenguaje claro y alejado de excesivos tecnicismos. 

Su último libro, Good cities, Better Lives: How Europe Discovered the Lost Art of Urbanism, constituye un  importante  legado  intelectual y un auténtico compendio de sus reflexiones y visiones urbanas, reunidas en torno a una idea clave: la mejora de las ciudades mejora la vida de sus habitantes. La aparente obviedad de este planteamiento se transforma en complejidad cuando se plantea aprender de otros países avanzados y de las ciudades europeas que se enfrentan a problemas similares y que consiguen resultados más que notables. En el fondo, el discurso de Hall muestra la obsolescencia de las teorías y modelos urbanísticos convencionales,  generalmente  cerrados   en sí mismos, con el convencimiento de que se trata de aprender de las ‘best practices’ puestas en marcha en distintos países y ciudades, aun siendo consciente de las dificultades de adaptación en contextos diferentes. Hall considera que el urbanismo británico es incapaz de proporcionar soluciones aceptables, especialmente en lo relativo a las desigualdades sociales y al tratamiento de la excepcionalidad del caso londinense frente al resto de ciudades británicas. 

La estructura del libro es clara y permite entender bien los argumentos de Hall. En la primera parte se analizan los temas que el autor considera principales en el urbanismo contemporáneo: la economía urbana, en primer lugar, la generación de empleos como base sobre las que se desarrollan las demás cuestiones fundamentales: políticas de vivienda, de transporte o, especialmente, de sostenibilidad urbana. 

La segunda parte resulta especialmente sugerente al embarcarse en un tour europeo, recorriendo ciudades que destacan por haber alcanzado elevados  estándares  de  eficiencia y calidad, en relación a los temas planteados, como resultado de acertadas estrategias urbanísticas. El interés añadido de esta visión es que parte de una visión crítica del autor respecto al urbanismo reciente de las ciudades británicas –Reino Unido fue, en los inicios, el líder mundial tanto en lo relativo al diseño urbano como en aproximaciones creativas al planning– y a las forma en las que otras ciudades europeas han redescubierto el ‘olvidado arte del urbanismo’. Al margen de las exageraciones, el recorrido que efectúa resulta impecable y sistemático. Se analizan los casos más innovadores, comenzando por Alemania, donde se enfatizan los logros relativos al funcionamiento de las ciudades como motores económicos (con atención especial a determinadas estrategias y proyectos en Hamburgo/Hafen City, Berlín, Leipzig, Duisburg). A continuación se traslada a Holanda, donde destacan los exitosos desarrollos residenciales recientes. Las ciudades francesas son objeto de admiración debido a la apuesta por la integración de los distintos sistemas de transporte  público  asociados  a la recualificación urbana (Lille, Montpellier, Estrasburgo). Las escandinavas son objeto de otro capítulo en el que se analizan los avances hacia la sostenibilidad urbana, con especial atención al Hammarby Sjöstad, un nuevo barrio que surge de  la  regeneración  urbana de un sector próximo al centro de Estocolmo (también Copenhague y Malmö). Finalmente, se vuelve a una ciudad alemana, Freiburg, “the city that did it all”, es decir, un modelo urbano en el que se abordan de forma integral todos los retos (los ‘cinco desafíos”’) a los que se enfrentan las ciudades británicas y, en general, casi todas las europeas. 

En la tercera parte, Hall vuelve sobre el análisis de los capítulos anteriores. La conclusión general es que no hay panaceas o estrategias rápidas que permitan emular el éxito de otras ciudades No obstante, sintetiza las ‘lecciones’ de la segunda parte y plantea los pasos clave para poner en marcha un nuevo impulso en el desarrollo y la regeneración urbana sobre bases diferentes a las del urbanismo de las últimas décadas. 

Como ocurre con otros influyentes urbanistas que han efectuado aportaciones sustanciales a la cultura urbanística internacional en las últimas décadas, como es el caso de Bernardo Secchi, François Ascher o Nuno Portas, Peter Hall forma parte probablemente de una generación que ha comprobado el paso de un urbanismo con pretensiones científicas a otro basado en modelos no menos ambicioso, más comprometido con realidades complejas, difíciles de reducir a determinados campos propios de disciplinas con pretensiones excesivamente monopolizadoras e incapaces de conseguir mejorar sustancialmente la vida de los ciudadanos a través de la mejora de las ciudades en las que habitan.

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