#5 El legado de la vivienda masiva moderna
“Kann mann in Hoyerswerda küssen?“ (¿Se puede besar en Hoyerswerda?)
Con aparente ingenuidad Brigitte Reimann formulaba esta pregunta a Herman Henselmann en una de las cartas que la escritora dirigió al arquitecto durante la correspondencia que ambos mantuvieron entre mediados de los años cincuenta y sesenta. La amarga ironía de Reinmann ponía en evidencia la falta de urbanidad de los conjuntos residenciales masivos construidos en Alemania del Este tras la Segunda Guerra Mundial, en las décadas del gran crecimiento urbano que experimentaron las ciudades europeas (1950-1975). La mayoría de estos conjuntos –polígonos residenciales, grand ensembles, housingestates, Großsiedlungen, etc.– proyectados según los planteamientos del Movimiento Moderno y de la Carta de Atenas, nacidos como modélicos, se encuentra actualmente en situación comprometida con importantes riesgos de degradación, a pesar de haber nacido como modélicos. Muchos de ellos han sido caracterizados como áreas urbanas vulnerables.
¿Qué trascendencia tiene hoy el idealismo que inspiró aquellos proyectos? ¿Estaban bien planteados y proyectados, al margen de haberse visto afectados por problemas de naturaleza socioeconómica o cultural?, ¿o bien por el contrario podemos interpretarlos como errores de partida y sinónimos de fracaso urbano en el contexto del legado del Movimiento Moderno? ¿Qué factores influyeron en su deterioro?
¿Siguen estando aún vigentes la críticas que estos conjuntos suscitaron a partir de los años sesenta (Jane Jacobs, Wolf Jobst Siedler, Brigitte Reimann, John Turner, Christopher Alexander, Kevin Lynch, Alexander Mitscherlich, Aldo Rossi, etc.)? Lo cierto es que algunos de estos conjuntos se integraron bien, dieron respuesta adecuada a la demanda de vivienda y mejoraron las condiciones de habitabilidad de la época, pero muchos de ellos han puesto de manifiesto otros problemas y limitaciones, habiéndose convertido curiosamente en ejemplos paradigmáticos en cada una de las fases por las que han pasado: en el momento de su prometedora construcción primero, en el de su precipitada degeneración después y, finalmente, en el de su regeneración urbanística y arquitectónica. Efectivamente, la recuperación es casi siempre necesaria, la cuestión es cómo proceder con este legado: físico, por un lado (no despreciable si tenemos en cuenta que en ciudades como Moscú más de la mitad de la población vive en estos conjuntos); y, disciplinar, por otro (lo que lleva a analizar hasta qué punto son aún válidos los modelos que se siguen aplicando en contextos urbanos de rápido crecimiento como China o Corea). La aparición en el panorama internacional de algunas redes como RESTATE (Restructuring Large Housing Estates in European Cities), cuyo objetivo es elaborar catálogos de buenas prácticas que ayuden a ofrecer nuevas visiones para intervenir en estos conjuntos, es una buena prueba de la actualidad y complejidad de un tema que requiere afrontar con lucidez y creatividad la ambivalencia del legado intelectual y conceptual de la Carta de Atenas.
Pretendemos que las contribuciones recibidas para este número de ZARCH ayuden a superar algunos de los planteamientos que todavía dominan en organizaciones como el Do.co.mo.mo, al añadir a la ‘documentación’ y ‘conservación’ otros aspectos como el de la ‘recuperación’, la ‘rehabilitación’ o la ‘regeneración’, no sólo de los objetos arquitectónicos del Movimiento Moderno, sino también de los grandes conjuntos residenciales masivos que se construyeron según sus principios. Frente a la dimensión socioeconómica y política del problema, ampliamente estudiada y analizada, interesa investigar con una visión integradora de las concepciones y técnicas que deben presidir las intervenciones de renovación, regeneración o rehabilitación urbana de conjuntos residenciales ‘modernos’, focalizado en los aspectos arquitectónicos y urbanísticos que, hasta el momento, han sido menos desarrollados.
No cabe duda de que las disciplinas de la arquitectura y el urbanismo se han visto directamente afectadas por los cambios e innovaciones que la sociedad está experimentando en los últimos años y requieren ser reconsideradas y replanteadas en profundidad, tanto en sus objetivos como en sus marcos de actuación. Entre los grandes retos a los que ambas se enfrentan actualmente en el ámbito de la vivienda se pueden identificar dos cuestiones de tipo disciplinar y estratégico. Por un lado, la necesidad de repensar el legado intelectual, arquitectónico y urbanístico moderno; en paralelo, la importancia de buscar opciones para intervenir, una responsabilidad que resulta apremiante e ineludible.
¿Cuáles son los retos, las oportunidades, los problemas que este legado del Movimiento Moderno plantea? En los países del Este de Europa se ha detectado en los últimos años un creciente interés por estudiar y analizar la herencia de los grandes conjuntos de vivienda soviéticos, seguramente como vía para explicar un pasado que, en lugar de interpretarse como perdido, se plantea como ayuda para comprender el presente (se han organizado recientemente exposiciones dedicadas a esta cuestión en Londres, en Viena, en Praga y en otras capitales de países que pertenecieron al bloque de Este, como es el caso del seminario Modernism: Between Nostalgia and Criticism celebrado en Vilnius en octubre de 2013). En los países de la Europa occidental, aunque con una situación obviamente diferente, un posicionamiento similar puede ayudar a recuperar físicamente el pasado para afrontar el futuro. Se trata de explorar las posibilidades de actuación sobre lo existente, de recuperarlo, de regenerarlo, de actualizar y ‘modernizar’ el legado ‘moderno’, de gestionar de forma innovadora su herencia, frente a la opción indiscriminada de la expansión y el crecimiento.
En palabras de Frank Wassenberg: “problemas de gran escala requieren intervenciones de gran escala”. Podríamos añadir que dichas intervenciones no han de ser sólo físicas, sino también conceptuales e instrumentales. Las reflexiones y análisis que las acompañen han de estar, también, a la altura que esa gran escala demanda. Confiamos en que las aportaciones publicadas en este número contribuyan a canalizar el actual debate y a ofrecer soluciones sobre las posibilidades de intervención en el legado de la vivienda masiva moderna.
Carmen Díez Medina